Aniversario de la muerte de Mamá

Arianne, Pili y yo

El próximo Domingo 22 de Agosto va a hacer ya un año que Mamá murió de la forma más trágica imaginable. A las 10 de la noche me llamaron por teléfono para decirme que la estaban reanimando en la playa de un ahogamiento y que acudiese a la menor brevedad posible. Lo cierto era que ya había muerto.

Por aquél entonces yo vivía en el Desierto de las Palmas, en la montaña a 10 kms de las playas de Benicasim. Y afortunadamente ese fin de semana habían venido a visitarme mis 3 íntimas amigas, Arianne, Pili y Mónica, con las que me encontraba cuando recibí la llamada y que me acompañaron en todo momento cual ángeles de la guarda.

A partir de ahí fue todo muy rápido y dramático como para narrarlo. El caso es que la muerte de Mamá cierra, espero, un ciclo de 4 años en los que mi vida ha cambiado radicalmente, es decir, de raiz. Tanto que me siento como si hubiera  vuelto a nacer, pues en esos años me han echado del trabajo donde me desarrolle profesionalmente durante 18 años, se ha muerto mi novio en un accidente de tren, mi padre de muerte natural y mi madre ahogada en el mar... Literalmente lo que se dice "VOLVER A EMPEZAR".

Lo bueno que tiene todo esto, porque siempre hay un lado positivo, es que no empiezo de cero o "zero" como parece que se le llama a todo últimamente. Siempre queda el aprendizaje de los 40 años previos, que me están ayudando a despegar mucho más rápidamente.

Mamá en el jardín de Cáctus de Lanzarote

Entre otras, una de las cosas que aprendí de mi madre es el amor por las plantas y los jardines, tanto que ahora que estoy en fase de reinventar mi vida y quiero emprender un negocio propio, cualquier idea en la que pienso tiene, de una forma u otra, asociación con las plantas y flores.

Es más, desde que empecé mi dieta en la Clínica,  esta afición es la que me está ayudando a superar momentos de tensión con la adicción y me distrae la mente. Así que cada vez que me entra el mono con la comida, agarro pala y manguera y me pongo a trabajar en el jardín. ¡Que buena afición me regaló Mamá y lo que me está ayudando con ésta etapa!

El caso es que hoy, y no como antídoto, me he puesto a elaborar un centro de plantitas que le quiero llevar a Mamá a su tumba el día de su aniversario. Gravilla en el fondo para que no se encharquen las raices, corte en las raices para que cojan con mas fuerza, combinación de flores silvestres, como a ella le gustaban y voila. Centro listo para ser llevado a su destino.

Y por aquí, ya vamos preparando todos la celebración de ese día. Porque nadie eligió nada de lo que sucedió,  pero una vez que ha pasado, Mamá se merece que ese día sea un día dedicado a ella. Hoy me ha llamado la costurera que hemos tenido en casa de toda la vida para decirme que le ha encargado un misa mañana. Zlatan y Blanca, que se encuentran en Benicasim, tienen encargada otra en las Oblatas, y yo, que planeo estar en Madrid, procuraré pasarlo de la forma mas rápida y ligera posible. Iré a la tumba a primera hora para llevarle sus flores con mis-nuestros perritos,  después misa en las Misioneras de Caridad (que mejor sitio para pedir por ella y para  estar yo arropada),  terminando en la terapia de la clínica, para prevenir. Y los gramitos que adelgace ese día se los dedicaré a ella, que sé que tanto le preocupaba verme gorda.

Mamá, gracias por quererme de manera tan incondicional. No he sido capaz de apreciarlo en toda su dimensión hasta que te has ido. Gracias por todo lo que me diste, tu amor, tu apoyo incondicional, tu compañía, tus aprendizajes, tus consejos, por dejarme a Nicolás que junto a Bondu, han sido mi terapia este año. Y por tantas cosas más que ahora me acompañan en mi casa, en mi día a día y que son base sólida para construir esta nueva etapa. Te quiero con toda mi alma, Cuca