En la vida de todo ser humano hay días buenos y días malos. Y hoy, a pesar de tener una buena racha, es un día difícil para mi. La penúltima mudanza de casa de mi madre, remueve, y el pensar que el martes ya empiezan a demoler, por una parte es liberador, pero por otra, significa que ya si que todo se acaba. Ya nunca más será mi casa. Ya se cierra una etapa de 42 años, donde he nacido, crecido y vivido. Aunque tengo mi casa llena de sus cosas, esa casa deja ya de ser la casa de mi madre. Ya no será más mi punto de referencia. Ya no podré abrir la puerta y oler su hogar. Y sentirme por unos minutos una niña. Es difícil de explicar.
Por otra parte mi prima no ha logrado superar el cancer y la semana que viene le quitan la garganta. Con cuarenta y pico años, va a tener que aprender a hablar por un tuvo el resto de su vida. No es fácil. Menos para ella.
Y ayer, finalmente, llegó el día en el que mi adicción volvió a despertar y me venció. No fue excesivo pero sucedió y algo me ha desequilibrado. Volver a encontrarme con ese monstruo que transforma llamado "adicción" no fue agradable. Ingenuamente, todo este tiempo he pensado que al haber sido capaz de vencer a la adicción durante 8 meses, de alguna manera estaba superado. Pero no es así. El bicho está dormido porque no le pones delante el problema, pero en cuanto hay un leve atisbo de XXX, la bestia despierta y empieza a dar coletazos. Y así fue. Los mismos gestos, los mismos pensamientos o la carencia de ellos. Me volví a encontrar con la de siempre durante unos minutos.
Y porqué cuento todo esto? Pues por que hoy he descubierto que esto no ha hecho más que empezar. Que hasta ahora he hecho régimen y es ahora realmente cuando empiezo a trabajar mi adicción. No son malas noticias, porque tengo conciencia de ello. Pero tampoco son buenas porque esto sigue ahí y no se por cuanto tiempo más ni con que intensidad.
Resumiendo, hay días buenos y días malos, y hoy no es un buen día.